4 de octubre de 2013

El libro le fascinaba o, más exactamente, lo tranquilizaba. En cierto sentido, no le enseñaba nada nuevo, pero esto era una parte de su encanto. Decía lo que el propio Winston podía haber dicho, si le hubiera sido posible ordenar sus propios pensamientos y darles una clara expresión. Este libro era producto de una mente semejante a la suya, pero mucho más poderosa, mas sistemática y libre de temores. Pensó Winston que los mejores libros son los que nos dicen lo que ya sabemos.

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