Maravillandome


El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse, más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados
Albert Einstein
Y era la nada. Aunque decir nada es algo erróneo, es como una gran paradoja decir nada cuando la nada misma no había sido creada.
Y así, vino el Big Bang, que, como dice Michio Kaku, es un término totalmente paradojal, por el mismo motivo. Decir “grande” cuando la noción de espacio no estaba creada y lo estaba siendo por este mismo evento, es algo maravilloso, contradictorio y único.
No había gravedad, no había espacio ni tiempo (que son lo mismo aunque suene loco -y lo es-), no había reglas. Todo lo que hoy vivimos, estas reglas del universo, las fuerzas, la velocidad, la atracción. No había. No era.
Y “”"”pasó”"” un poco de tiempo (cuando en realidad el tiempo estaba siendo creado), y el tiempo fue creado. Entonces, con una serie de reglas importantísimas definidas, en el siguiente enooorme instante (de alguna millonésima de segundo), sucedió todo. Todo se definió. Los haces de luz se volvieron locos, el calor formó cosas, aparecieron particulas super elementales, todo todo… como una enorme sopa. El tiempo era distinto y la cantida de cosas que pasaron, es indescriptible.
Bosones chocando entre sí, quarks por doquier (quienes fueron luego ladrillos de los protones y neutrones), cuerdas, gluones… un enorme quilombo, y maravilloso. Inefable. Inalcanzable.
Se empezó a enfriar la cosa… en milésimas de segundo.. y muy lentamente crecer. Particulas y antiparticulas (materia y antimateria) se auto generaban y auto destruian. Pero… por un motivo totalmente misterioso…. en una de cada miles de miles de millones de estas autodestrucciones, sobrevivía una partícula. El universo, en el fondo de su alma, prefería la materia.
Y había pasado un segundo… demasiaaadas cosas. Y los quarks se empezaron a enamorar, y se unieron. Y entonces volaron por allí en forma de protones. La matería había nacido. Todo estaba dicho, era hora de irse de casa.
Y entonces… explotó.
Y se enfrió. Y todos esos millones de millones de millones de millones de quarks, que ahora eran hidrógeno, formaron nubes gigantes. ¿Gigantes? No existe palabra para describir el tamaño. ¡Cuántas veces en mi vida, intenté acaparar en mi mente el tamaño de una nebulosa y terminé llorando de emoción porque se escapaba, se me iba por entre las manos como si quisiese tomar con ellas el agua del oceáno! Así, estas nubes eran infinitas veces más grandes que las de una nebolusa.
Así… volvió a funcionar la atracción. ¡Tanto hidrógeno dando vuelta y tan poco cariño entre ellos! Así, todo en el universo se termina amontonando. Y, cuando algo se amontona, se genera el quilombo. Y sube el calor, y pasan cosas. Dos de hidrógeno son uno de helio. Y, con enormes fisiones nucleares,millares y millares por instante, en una fiesta de atomos de hidrógeno que decidieron unirse en un solo lugar, se formaron las estrellas.
Desde chico, me emociono con esta serie de hermosos pensamientos. Los recorro, una y otra vez. Los veo escurrirse por mis neuronas. Tan inalcanzables. El misterio absoluto, lo profundo. Lo inentendible. Lo maravilloso.
Pero la historia… continúa.
1 comentario:
Ame tu blog!! :D saludos.
(y todo por ts ajjaja)
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